
He pasado unos días un poco asustada por culpa de la tensión arterial.
Os cuento. Para acceder a mi facultad desde donde me dejaba el autobús en mi piso digamos de origen, tardo andando unos 35 minutos a pesar de estar bastante lejos, pero con el tiempo he encontrado varios atajos, he evitado en lo posible semáforos y sobre todo he omitido las dichosas cuestas.
Ésta es una ciudad laberíntica y a dos niveles, como los tejados a dos aguas, es un tiovivo de cuestas y desniveles a granel y hay que franquearlos como buenamente se pueda.
En mi piso, digamos de postín, o sea el nuevo, hay menos distancia objetiva, pero ay, todo es cuesta arriba, sin tregua, sin desdén, y sin posibles omisiones.
Hace unos días hacía bastante calor, subía y subía y no veía el fin de la escarpada colina que llega hasta la facultad. Es un sitio muy bonito el Campus, es como un bosque con abetos, ardillas, minúsculas flores silvestres parecidas a las frutas del bosque y otras especies amarillas.
Desde allí, Granada se despliega a sus pies, como rindiendo tributo a todo el conocimiento que alberga desde los tiempos de Carlos V, las murallas de la ciudad nazarí.
Se respira mejor, las endorfinas enloquecen por segregar más felicidad, y a una inquieta como yo le sube una alegría efímera y momentánea que descansará para acudir de nuevo al día siguiente.
Como iba diciendo, la cuesta de Cartuja se me hacía interminable, empecé a sudar hasta llegar a chorrear y empaparme de no sé bien si adrenalina o expulsión de toxinas. Al bajar, me sentía mareada y con un leve dolor de cabeza. Decidí entrar en una farmacia y tomarme la tensión.
La farmaceútica me miró con cara de circunstancia: ¡Ésto está muy alto teniendo en cuenta tu edad! ¡16 la alta y 9'3 la baja! Pásate durante unos días para controlártela, y sino te baja, acudes a tu médico de cabecera.
¡Ay y ay, con lo hipocondríaca que soy, con lo susceptible, con lo que me sugestiono por todo!
Ahí no quedó la cosa. Acto seguido fuí a otra farmacia, y a otra, y así durante dos o tres días. Y nada la diástole seguía en 9. Hasta hoy, por fin me ha bajado, para ello ayer me metí en el cuerpo dos horas de Body Balance, mezcla de tai-chi, yoga, stretching, pilates y relajación.
He comido verdura, arroz, ajo, perejil, todo ello sin sal, por supuesto y he escrito, supongo que mi necesidad de desembuchar es más fuerte de lo que a priori pensaba.
"La expresión latina "a priori" designa al tipo de conocimiento que es independiente de toda experiencia".
Esta frase la he puesto para pensar un rato, mientras decido si ir de nuevo a Body Balance o a Body Combat.
Después de todo el sustillo me ha venido bien, ahora no dejaré pasar semanas y semanas sin acudir al gimnasio, pues no sabe la tensión con la hipocondríaca que se ha topado. No lo sabe bien. Si ella supiera...
Capitana Beatrice
Has hecho lo más adecuado para tu tensión, apreciada Capitana.
ResponderEliminarUn beso.
¡Hola JAVIER!
ResponderEliminarLo hago por instinto, el cuerpo es sabio y sabe lo que necesitamos.
Muchas gracias por pasarte :)
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ResponderEliminarHay muchas maneras de hacer ejercicios que son buenos para la salud! No se puede pensar sólo en la actividad saludable en el aspecto psicológico!!! Tu tiene que gastar energía en otras actividades ... por qué no caminar ... andar...
Ahora más en serio ... cuidate.
Un beso pirata Amazona.
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¡Corsariooo!
ResponderEliminar¡Hola, qué alegría!
Tal y cómo le dije a una amiga bloguer, me hace más ilusión recibir comentarios en estos blogs.
Me cuido, ando y hago yoga, pero tengo insomnio, demasiadas cosas en mi cabeza dando vueltas.
Gracias por leer mis desvaríos, si ;)