Hola a todos,
Hola a todos en el caso de que alguien me lea, claro.
Escribir sin saber si alguien te leerá, me da una especie de alas, de cosquilleos aleteados en el diafragma que he de reconocer me encanta. Me siento más libre, más relajada, y toda presión blogosocial se ausenta por las esquinas de este receptáculo llamado ordenador.
Frente a la pantalla, soltando adrenalina a golpe de tecla, me descubro como alguien inquieta, a quién le cuesta pasar a la acción debido al gran batiburrillo que se alza entre mis neuronas pretendiendo hacer la tortilla sin previa batida del huevo.
Y éso no puede ser. Hay que ser ordenada, metódica, coherente, blablabla... gilipolleces.
Creo en el instinto creativo, como punto de inflexión, en el arrojo, en el impulso sostenido en la idea preconcebida -eso siempre- y, hasta ahora me han dado resultado esas agujetas que se calzan encima del ombligo cuando el afán creativo se apodera de mí.
Pues eso, como iba diciendo y como nadie me lee -cuando quiero ser leída posteo en otros blogs más conocidos- la inquietud es un arma de doble filo. Por una parte consigue que los latidos del corazón se conviertan en acordes melodiosos cuando una idea entusiasma y por otra dispersa la atención en tantos sentidos como agujas de reloj decimonónico estropeado por el cuco atrofiado y que no cesa de asomarse a la palestra dando tanto por saco como por cu**, por cucu, por cucuuu.
Siguiendo con la segunda idea -o tal vez es la principal, qué más da- me gusta no ser leída en ocasiones. Sé que es una tremenda incoherencia ejecutar esa afirmación y escribirla en un blog. Me consta, pero aún no he acabado lo que quería expresar.
Me gusta no saber si alguien me leerá, sobre todo que no habrá ningún tipo de compromiso blogoriano si lo hacen, y me gusta echar un pulso a mi capacidad de emprender de nuevo desde cero nuevas travesías.
¿Quién llegará esta vez?
¿Alguien me dejará un comentario porque sí, sin más, porque tope con esta bitácora y algo llame su atención?
¿Volvería a escribir con plena libertad?
En ocasiones hay personas que relegan el papel protagonista de sus propias vidas para elevarse como unos meros espectadores de la vida ajena, supongo que en un acto inconsciente de trasvase emocional demasiado duro y complejo para ser admitido en primera persona. Pero nosotros no somos títeres de feria -nosotros los que decidimos contar las cosas tal y como discurren en nuestra vida o en nuestra imaginación- nosotros escribimos cualquier cosa que se nos ocurre, y ese día el estado de ánimo puede afectar tanto al receptor como al emisor, y nada más. Punto y pelota. En cualquier caso: ¡Sálvese el que pueda!
En líneas generales, no puedo quejarme, mi trayectoria por blogueland ha sido satisfactoria, positiva, sana, productiva, edificante. Pero siempre hay un pero, y ése me frena, y no me hace ni puta gracia. En fin, todos habremos cometido errores parecidos en algún momento.
Ya está. No toco más el asunto.
¡Hasta otra!
Hola a todos en el caso de que alguien me lea, claro.
Escribir sin saber si alguien te leerá, me da una especie de alas, de cosquilleos aleteados en el diafragma que he de reconocer me encanta. Me siento más libre, más relajada, y toda presión blogosocial se ausenta por las esquinas de este receptáculo llamado ordenador.
Frente a la pantalla, soltando adrenalina a golpe de tecla, me descubro como alguien inquieta, a quién le cuesta pasar a la acción debido al gran batiburrillo que se alza entre mis neuronas pretendiendo hacer la tortilla sin previa batida del huevo.
Y éso no puede ser. Hay que ser ordenada, metódica, coherente, blablabla... gilipolleces.
Creo en el instinto creativo, como punto de inflexión, en el arrojo, en el impulso sostenido en la idea preconcebida -eso siempre- y, hasta ahora me han dado resultado esas agujetas que se calzan encima del ombligo cuando el afán creativo se apodera de mí.
Pues eso, como iba diciendo y como nadie me lee -cuando quiero ser leída posteo en otros blogs más conocidos- la inquietud es un arma de doble filo. Por una parte consigue que los latidos del corazón se conviertan en acordes melodiosos cuando una idea entusiasma y por otra dispersa la atención en tantos sentidos como agujas de reloj decimonónico estropeado por el cuco atrofiado y que no cesa de asomarse a la palestra dando tanto por saco como por cu**, por cucu, por cucuuu.
Siguiendo con la segunda idea -o tal vez es la principal, qué más da- me gusta no ser leída en ocasiones. Sé que es una tremenda incoherencia ejecutar esa afirmación y escribirla en un blog. Me consta, pero aún no he acabado lo que quería expresar.
Me gusta no saber si alguien me leerá, sobre todo que no habrá ningún tipo de compromiso blogoriano si lo hacen, y me gusta echar un pulso a mi capacidad de emprender de nuevo desde cero nuevas travesías.
¿Quién llegará esta vez?
¿Alguien me dejará un comentario porque sí, sin más, porque tope con esta bitácora y algo llame su atención?
¿Volvería a escribir con plena libertad?
En ocasiones hay personas que relegan el papel protagonista de sus propias vidas para elevarse como unos meros espectadores de la vida ajena, supongo que en un acto inconsciente de trasvase emocional demasiado duro y complejo para ser admitido en primera persona. Pero nosotros no somos títeres de feria -nosotros los que decidimos contar las cosas tal y como discurren en nuestra vida o en nuestra imaginación- nosotros escribimos cualquier cosa que se nos ocurre, y ese día el estado de ánimo puede afectar tanto al receptor como al emisor, y nada más. Punto y pelota. En cualquier caso: ¡Sálvese el que pueda!
En líneas generales, no puedo quejarme, mi trayectoria por blogueland ha sido satisfactoria, positiva, sana, productiva, edificante. Pero siempre hay un pero, y ése me frena, y no me hace ni puta gracia. En fin, todos habremos cometido errores parecidos en algún momento.
Ya está. No toco más el asunto.
¡Hasta otra!
Capitana Beatrice
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ResponderEliminarTe prometo que no voy a decir nada a nadie!jajaj. Este texto me parece que tu está hablando a tí misma, y que tu está delirando.
...hermosos son estos blogs. Por qué son casi secreto?
Bien, ...un beso Reina de las Amazona!
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Exacto Corsario, me hablo a mi misma, y en esta ocasión lo comparto.
ResponderEliminarSon un secreto porque he pasado y estoy pasando un momento difícil, que supero gracias a mi manera positiva de enfocar los problemas, y en ocasiones necesito hablar, y hay personas que miran con lupa todo lo que digo (y no es una paranoia mia, lo sé, me consta), prefiero que sepan, cuánto menos, mejor.
Muchas gracias por leer mis "delirios", ajá, inteligente es este Corsario.
¡Un abrazo enorme!
:)